05 mayo 2014

Bienvenida a la mayoría de edad

Recuerdo aquella primera vez que te vi en tu cunita
con tus ojitos bien cerrados cual princesa dormidita;
y me acerqué tan ilusionado por conocerte de prisa
sin poder ocultar en mi rostro la más amplia sonrisa.

Llegaste para iluminar con la más bella luz mi camino
y desde que naciste ya no le temo a la oscuridad,
porque me enseñaste a enfrentar el gran desafío
de vestirme con el mejor abrigo de la paternidad.

Hoy llegas a la mayoría de edad estudiando Derecho
y no puedo dejar de mirar hacia atrás con emoción,
recordando tantas cosas lindas que juntos hemos hecho
como por ejemplo viajar por el Perú jugando en el avión.

Cumples los ansiados dieciocho años bella luz de mis ojos
llena de grandes metas alcanzadas en tan corto tiempo,
y en el balance de tu firme camino no hay números rojos   
sólo el cálido latir de tus alas venciendo cualquier viento.

Quisiera detener el reloj para regresar a tu niñez
y volver a jugar construyendo castillos de papel,
mientras ordenas, mandas y gobiernas por doquier
sin siquiera haber aprendido a caminar o correr.

También quisiera poder verte cuando ya seas abogada
y te corresponda liderar el Perú rumbo a la alborada;
y despertar cualquier día buscando el diario de madrugada
para contemplar tu bello rostro llena de elogios en la portada.    

Amy, bienvenida a la mayoría de edad y la ciudadanía,
desde hoy asumes el liderazgo de tu soberana voluntad;
queda en tus manos el timón de tu propia nave y la capitanía,
para navegar tras tus sueños venciendo cualquier tempestad.