Una
lesión futbolera
me
quiere alejar de las canchas de fulbito temprano
como
si se tratara de algún deporte para mi profano.
Una
lesión futbolera
que
apareció de manera repentina una tarde de mayo
no
me permite retornar a las canchas sin otro desmayo.
Una
lesión futbolera
me
quiere alejar de los tres maderos donde soy arquero,
o
donde disfruto jugar buscando ser en todo el primero.
Una
lesión futbolera
me
recuerda que he recorrido varios calendarios completos
quienes
me pasan la factura en estos dolorosos momentos.
Una
lesión futbolera
me
recuerda que debo proteger mis extremidades inferiores
para
evitar que se generen o repitan consecuencias mayores.
Una
lesión futbolera
ha
despertado mi fe inquebrantable en la recuperación
y
hago de todo para volver a ser aquel arquero sensación.
Una
lesión futbolera
Pretende
ponerme un poco triste y en una gran encrucijada
Pero
me motivan mis recuerdos de los días en que yo jugaba.
Una
lesión futbolera
forma
parte de un capítulo importante de mi vida deportiva
y
no puedo negar que sólo espero que acelere ya su partida.
Una
lesión futbolera
me
permite utilizar por fin el botón de pausa activa
para
refugiarme sin quererlo en esta poesía emotiva.
Una
lesión futbolera
intenta
quizás que se adelante mi despedida de la canchas
pero
olvida que tengo optimismo y voluntad a manos anchas.