14 septiembre 2015

Subido en el avión

Subido en el avión
Intento recordar los cientos de viajes anteriores
Y aquella vez en que era difícil alejar los temores;
leo las revistas con fotos de modelos multicolores
Y busco en mi bolsillo los papeles llenos de flores.

Subido en el avión
Libero la tensión que me trajo al aeropuerto de madrugada
Y reviso la agenda que debo cumplir al cruzar la quebrada;
Repaso la información que llevo con mirada apurada
Y agradezco a Dios por acompañarme en cada parada.

Subido en el avión
Presiento que será un gran día de mayores promesas
Y que al llegar a mi destino me esperan otras empresas;
También procuro alejar cualquier asomo de perezas
Programando mis actividades con mejores destrezas.

Subido en el avión
Contemplo por la ventanilla el movimiento de la gente
Que cumple una labor día al construir un nuevo puente;
Añoro aquellos días en que volaba contra la corriente
Y mis fantasías abundaban como distraído adolescente.

Subido en el avión
Saludo a toda la tripulación de la cabina con alegría
Contagiando mi optimismo a toda aquella compañía;
Y sé que éste no será mi último vuelo con mayor valía,
Toda vez que surgirá otro viaje mañana sin culpa mía.    

Tú me debes

Tú me debes
mucho más que el dinero prestado de buena fe,
me debes la confianza, de quien te supo querer.

Tú me debes
aunque lo ocultes o niegues a los cuatro vientos,
pese a que la deuda te persigue en tus pasatiempos.

Tú me debes
el monto de dinero prestado en tus días de amargura,
y me apena ver que pretendes olvidarlo con premura.

Tú me debes
toda la energía y el impulso que pensaste nunca tener, 
y mi aliento constante que evitaba que fueras a perder,

Tú me debes
aquella mano que te extendí para tu rescate seguro,
en aquel día que te tropezaste con tremendo muro.

Tú me debes
el decisivo apoyo que ninguna persona te había brindado,
hasta que llegaste a tocar mi puerta en tu día más desolado.

Tú me debes
y cuesta verte tan desagradecida en estos días grises,

sin siquiera reconocer que yo logré borrar tus ojos tristes.   

Quisiera ver el mañana

Quisiera conocer el futuro de mis hijos
ahora que están por alzar el gran vuelo,
quisiera descubrir más de mil  acertijos
para ayudarlos a vencer cualquier duelo.

Es difícil aceptar que mis hijos han crecido
sin apenas darme cuenta de su madurez
quizás por temor de verlos abandonar el nido
que los cobijó desde que brillaron al nacer.  

Mi vida está llena de mil recuerdos inmensos
cuando aprendieron a dar sus primeros pasos
o cuando nos abrigamos en días de fríos intensos
o cuando al llegar a casa solo bastaban sus abrazos.

Quien pudiera detener un poquito más el tiempo
cuando jugábamos juntos entre bromas y risas,
sin ver en la televisión tantas malas noticias,
ni preocuparnos por no tener mayor pasatiempo.

Quisiera tener aquel don de predecir el mañana
para advertirles que camino ellos deben tomar,
o simplemente hacer sonar la gran campana

cuando estén de pronto a punto de tropezar.


Ese mágico lugar

Yo estuve allí en ese mágico lugar
donde el tiempo no corre de prisa,
sentado en la orilla del azulado mar
y disfrutando aquel silbido de la brisa.

Fue como descubrir el otro lado de la luna
sin tener que volar hacia sitios tan lejanos,
porque al caer el sol desde su propia cuna
supe que no estaba en parajes más extraños.

Ahora que recuerdo los días que se fueron
tan veloz como un abrir y cerrar de los ojos,
intento algún día olvidar lo que me dijeron
aquellos trovadores al descubrir mis sonrojos.

Ese lugar se encuentra esperando mi regreso
con la misma convicción del primer día,
y aunque no haya forma de quedar impreso
lo recuerdo con inocultable melancolía.

Yo estuve allí en ese mágico lugar
navegando sin temor a la fuerza del mar,
yo estuve allí de manera inesperada
cuando nada hacía presagiar mi llegada.