23 julio 2014

Recordando a Francisco Oyarse Guevara

Francisco Teófilo Oyarse Guevara, mi padre y guía espiritual nació un 23 de Julio de 1950 en Chepén[1].  Su infancia y adolescencia se desarrolló en los hermosos valles y campos de cultivo de arroz y caña de azúcar que abundan en los centros poblados de Chafán Grande[2]; Mariscal Castilla  y Limoncarro[3] donde realizó sus estudios de Educación Primaria rodeado de sus padres y familiares más cercanos que siempre lo recuerdan con nostalgia.
Recogiendo los testimonios de los familiares cercanos pude comprobar que fue un niño inquieto, respetuoso, responsable, cariñoso y muy aplicado en los estudios. Mi abuelo le puso como sobrenombre “Torito de las Viñas” debido a su carácter indomable y perseverante cuando se trataba de alcanzar sus propios sueños de grandeza.
Precisamente dicha personalidad lo condujo a abandonar la tierra que lo vio nacer para conquistar Lima, cuando apenas estaba por cumplir la mayoría de edad con el firme propósito de continuar sus estudios de Educación Secundaria en la Gran Unidad Escolar Nuestra Señora de Guadalupe, considerado el Primer Colegio Nacional del Perú.
Recuerdo lagunas tardes de domingo cuando me contaba con orgullo que tanto su estancia en Lima como sus estudios fueron íntegramente solventados por su trabajo, realizando diversos oficios como ayudante de albañil, repartidor de bebidas, mozo en restaurante, mensajero, entre otros. Su relato culminaba con un afectuoso abrazo diciendo: “Todo lo que yo sufrí, padecí y sacrifiqué para conquistar Lima y llegar a ser quien soy, TU mi “jota ge” (JG) tienes el deber de compensarlo con mayor estudio, trabajo y esfuerzo por superarme. Sólo así, habrá valido la pena”.  
Para ponerme la valla bien alta, mi amado padre ingresó a la Facultad de Ciencias Contables y Finanzas Corporativas de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega destacando rápidamente en los estudios por su gusto y pasión por la lectura; llegando a graduarse y titularse como Contador Público Colegiado. Luego realizó diversos estudios de especialización llenando la sala de Diplomas hasta convertirse en un prestigiado Auditor.   
Mis recuerdos me permiten ver a mi padre saliendo muy temprano de casa con su terno impecable, zapatos bien lustrados, camisa almidonada, corbata elegante, cabello bien peinado con brillantina y portando su reluciente maletín de cuero para cumplir sus labores diarias como Contador General en diversas empresas privadas a quienes brindó con verdadera pasión su servicio profesional durante la década de los 80 y 90, tiempos en los cuales el Perú estuvo pasando por una aguda crisis económica; que puso a prueba su talento, optimismo y gran calidad humana.
No puedo terminar esta breve reseña de mi venerado padre sin reconocer que su mejor legado es haberme enseñado con el ejemplo a ver el lado positivo de las cosas, a enfrentar la vida con marcada alegría, a reconocer la importancia del estudio y el trabajo con responsabilidad; y sobre todo a ser perseverante en el cumplimiento de la misión que me encargó.
Gracias Papá por ser el mejor ejemplo de superación constante.
Gracias mi querido viejo porque sé que desde el cielo aún me proteges.    


[1] Chepén fue anteriormente distrito de la provincia de Pacasmayo, actualmente es reconocida como Provincia creada por ley 2391 del 6 de septiembre de 1984, durante el gobierno del Presidente Fernando Belaúnde.Está conformada por los siguientes distritos: Chepén con su capital la ciudad de Chepén; Pacanga con su capital el pueblo de Pacanga, que se elevó a la categoría de villa por dicha ley y Pueblo Nuevo con su capital el centro Poblado de Pueblo Nuevo, que se elevó a la categoría de villa por dicha ley.
[2] El pueblo de Chafan Grande se localiza en el distrito de Guadalupe, perteneciente a la provincia de Pacasmayo del departamento de La Libertad, Perú.
[3] Limoncarro desde los años de 1930 o 1940 fue una Hacienda perteneciente al grupo Gildemeister cuyo dueño era el alemán Juan Gildemeister, también dueño de la Hacienda Casa Grande por esa época. Limoncarro fue una de las más grandes haciendas arroceras del Perú, ya que se cultivaba más de 4000 hectáreas de dicho cereal. Después de la reforma agraria de Velasco Limoncarro y Mariscal Castilla se convirtieron en Centro Poblado Menor dependiente de la Municipalidad distrital de Guadalupe en la provincia de Pacasmayo.