Un
día cualquiera quisiera amanecer junto a esa laguna
disfrutando
de la selva amazónica en todo su esplendor,
y
sin que se asome el temor a perder esperanza alguna
de
volver a navegar respirando aire más puro bajo el sol.
Un
día cualquiera recorreré el camino que conserva mi huella
con
la ilusión de poder detener el tiempo con un solo suspiro,
buscando
en la inmensidad del cielo alguna brillante estrella
que
me conduzca hacia la senda directa del verdadero olvido.
Un
día cualquiera dejaré de tararear esa melódica canción
que
descubrí al bajar del avión en Tarapoto sin presagiarlo,
porque
en los momentos más tristes casi perdí la razón
al
revivir una anécdota que jamás me atrevo a contarlo.
Un
día cualquiera mis manos aprenderán a decir adiós
a
las penas, recuerdos y angustias de aquel pasado verano,
para
escribir a modo de poesía una muy festiva canción
que
hable del futuro o el mayor apoyo a mi propio hermano.
Un
día cualquiera dejaré de escribir versos como pasatiempo
para
dedicarme a viajar muy ilusionado por cada continente,
y
estoy seguro que por fin será muy memorable ese momento
dedicado
a cruzar otro camino, túnel, mar, aire y puente.
Un
día cualquiera nadaré sonriente por aquella laguna azul
con
la esperanza firmemente puesta en aquel futuro inmediato,
donde
abunde el mayor crecimiento y desarrollo para mi Perú,
y
donde no exista porqué enojarse cuando algo nos sea ingrato.
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