Quiero
contarle al mundo que existe la felicidad
en
las obras más sencillas y simples que realizas,
en
las llamas de una gran hoguera o en las cenizas,
en
el disfrute compartido de una tarde bajo el sol
o
simplemente cuando te liberas de mirar el reloj.
Quiero
contarle al mundo que existe la felicidad
en
ver a tus hijos ingresando a la universidad
con
aquellas enormes ganas de siempre triunfar,
o
dormir junto a un libro de aventuras sin capítulo final
donde
tu propia imaginación y sueños te hagan despertar.
Quiero
contarle al mundo que existe la felicidad
cuando
recuerdas los mejores momentos vividos
o
alguna pasada tristeza que detuvo tus latidos,
porque
la vida está compuesta de noches y días
así
como de sonrisas y llantos, tristezas y alegrías.
Quiero
contarle al mundo que existe la felicidad
cuando
vuelves a contemplar tus fotos del pasado
mientras
recuerdas los mejores pasos que has dado,
o
cuando subes al avión de madrugada con frío
pero
sabiendo que tu destino tendrá un nuevo brío.
Quiero
contarle al mundo que existe la felicidad
cuando
llegas a casa temprano para abrazar a tus hijos
y
disfrutar que te comenten los más divertidos acertijos,
o
simplemente compartir algún lonchecito familiar
para
analizar las cosas que este día se va a llevar.
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