03 noviembre 2015

Extraño los caballos

Recuerdo que desde niño siempre me gustaron los caballos
por eso aprendí a quererlos y admirar su andar galante,
con los ojos de un simple aprendiz de jinete errante.

Recuerdo que desde niño siempre me gustaron los caballos
por eso disfruto mucho el montar a tan imponente animal,
formando un binomio que cruza sonriente la orilla del mar.

Recuerdo que desde niño siempre me gustaron los caballos
por eso detengo cualquiera de mis pasos cuando los veo pasar,
para medir con mis propios ojos la velocidad que puede ganar.

Recuerdo que desde niño siempre me gustaron los caballos
por eso no me gusta verlos enfrentar las protestas populares,
como si hubieran sido creados para simples fines policiales.

Recuerdo que desde niño siempre me gustaron los caballos
y mi memoria conserva recuerdos de aquellos días festivos,
en que mi caballo y yo éramos dos inseparables amigos.

Recuerdo que desde niño siempre me gustaron los caballos
y aquella distancia desde Chafan Grande hasta Limoncarro,
las recorría mejor en caballo que subido en cualquier carro.

Recuerdo que desde niño siempre me gustaron los caballos
y quiero con estos sencillos versos confesar que los extraño,

al caer la tarde con su manto de oscuridad y gran tamaño.

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