Gino, te
acuerdas
del
recreo interminable
con
fantasías al aire,
corriendo
tras un “balón”
que
tapaba botellas
y nos
traía una ilusión.
Con la
camisa sudorosa
al final
del recreo
corríamos
a nuestras aulas
olvidando
derrotas,
celebrando
victorias,
guardando
más pelotas.
Gino,
cuanto extraño
esos días
sin pena….
sentado
tras Teresa,
huyendo
de Ramona,
no
teniendo una cometa
pero soñándola en la escuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario